Miguel Oscar Menassa
AUDITORIO JOAQUÍN RODRIGO (LAS ROZAS)

Del 6 de noviembre al 12 de diciembre de 2012
Inauguración: 6 de noviembre de 2012

     

Miguel Oscar Menassa

1.- Diana Navarro (flamenco)
Óleo sobre lienzo, 40x120 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

2.- La niña de la puebla
Óleo sobre lienzo, 40x120 cm.

Miguel Oscar Menassa

3.- Opera Ballet
Óleo sobre lienzo, 40x120 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

4.- Tito Schipa
Óleo sobre lienzo, 40x120 cm.

Miguel Oscar Menassa

5.- Pasión de la noche
Óleo sobre lienzo, 60x100 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

6.- Soy un cobarde
Óleo sobre lienzo, 60x100 cm.

Miguel Oscar Menassa

7.- El espíritu de la carne
Óleo sobre lienzo, 60x100 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

8.- Estaba con 3 amigas
Óleo sobre lienzo, 60x60 cm.

Miguel Oscar Menassa

9.- La noche iluminada
Óleo sobre lienzo, 60x60 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

10.- Metamorfosis
Óleo sobre lienzo, 60x60 cm.

Miguel Oscar Menassa

11.- Caravana de luz
Óleo sobre lienzo, 61x50 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

12.- Improvisando los encuentros
Óleo sobre lienzo, 61x50 cm.

Miguel Oscar Menassa

13.- La noche a lo lejos
Óleo sobre lienzo, 61x50 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

14.- Primero de julio (tango)
Óleo sobre lienzo, 61x50 cm.

Miguel Oscar Menassa

15.- Tu sombra y la mía (tango)
Óleo sobre lienzo, 65x54 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

16.- Baile flamenco
Óleo sobre lienzo, 65x81 cm.

Miguel Oscar Menassa

17.- Recordando a Piazzola
Óleo sobre lienzo, 65x92 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

18.- Tardes espléndidas
Óleo sobre lienzo, 73x54 cm.

Miguel Oscar Menassa

19.- Bosque de amor
Óleo sobre lienzo, 73x60 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

20.- La mujer del remolino
Óleo sobre lienzo, 73x60 cm.

Miguel Oscar Menassa

21.- Navegación
Óleo sobre lienzo, 73x60 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

22.- Francisco Ortiz (ópera)
Óleo sobre lienzo, 80x120 cm.

Miguel Oscar Menassa

23.- Perdidos en la tarde
Óleo sobre lienzo, 80x120 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

24.- Amores de Navidad 41
Óleo sobre lienzo, 80x40 cm.

Miguel Oscar Menassa

25.- Baile árabe
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

26.- Cruce de civilizaciones
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.

Miguel Oscar Menassa

27.- Navegando en la selva
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

28.- Sherezade
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm.

Miguel Oscar Menassa

29.- Alternancia
Óleo sobre lienzo, 100x40 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

30.- Esperando la llamada
Óleo sobre lienzo, 100x50 cm.

Miguel Oscar Menassa

31.- Juegos prohibidos
Óleo sobre lienzo, 100x50 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

32.- El lago de la esperanza
Óleo sobre lienzo, 100x73 cm.

Miguel Oscar Menassa

33.- Viandantes en la Cibeles
Óleo sobre lienzo, 100x81 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

34.- Mares de tinta
Óleo sobre lienzo, 100x100 cm.

Miguel Oscar Menassa

35.- Bailarinas en el cielo, para mi padre
Óleo sobre lienzo, 114x146 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

36.- Abierto a la vejez
Óleo sobre lienzo, 114x146 cm.

Miguel Oscar Menassa

37.- El adiós de las brujas
Óleo sobre lienzo, 114x146 cm.

 

Miguel Oscar Menassa

38.- El verdadero viaje
Óleo sobre lienzo, 114x146 cm.

     

 

PINTURAS DE MIGUEL OSCAR MENASSA

“Todo ese asunto de la materia y de la forma, ¡cuántos viejos cuentos de copulación sugiere!”

J.Lacan. Aún

 

Miguel Oscar Menassa realiza una pintura absolutamente personal, hasta el punto que incluso el espectador más despistado no tardará en identificar el nombre de su autor. Y, sin embargo, no encontraremos un camino de una sola vía en la exploración que el artista hace de la materia, la forma y el color. Estos tres conceptos, claves en el desarrollo formal de su pintura, son asumidos con absoluta libertad, sin carácter programático, lo que por otro lado hace difícil distinguir en la obra pictórica de Menassa etapas o fases claramente diferenciadas. Como si se moviera en otro plano, al margen de tradicionales cuestiones evolutivas o cronológicas, el pintor ha asumido el gesto procesual de un instante como parte esencial de su pintura. Esto nos lleva a entender cada uno de sus trabajos de manera independiente, como el registro de una experiencia creativa única; o dicho de otra manera, Menassa convierte el soporte en un espacio para un acontecimiento, más que para un cuadro. En este sentido se expresaba Harold Rosenberg en 1959, a propósito de las experiencias abstractas de la Escuela de Nueva York, cuyos integrantes –herederos directos de las técnicas automáticas del surrealismo europeo- veían en el soporte una arena en la que obrar, más que un espacio en el que reproducir un objeto. Sin embargo, Menassa parece haber llegado a estas mismas conclusiones a través de un trabajo intuitivo, sin claros referentes históricos, lo que otorga a su producción un carácter de incómoda extrañeza a la hora de inscribirla en los desarrollos consabidos de las artes plásticas contemporáneas.

Si en su obra poética Menassa rescata las palabras del proceso de erosión al que las somete su uso común, en su producción pictórica la materia se desliza sobre el lienzo violentando las normas de la represencación. Su manera de aplicar el pigmento, arrastrándolo con la espátula, perfilándolo con el pincel o proyectándolo directamente desde el tubo de pintura, nos revela una versatilidad técnica que busca la expresión, por encima de la convención representativa. En este aspecto enlaza con los pioneros de la abstracción. Y a la vez, inevitablemente, resulta casi automática en el espectador la identificación del contenido de la obra con esos títulos tan concretos, a veces netamente narrativos, que parecen revelarse como el trasunto de la disposición de la materia sobre el soporte. Figuración y abstracción abren entonces un conflicto de fuerzas, sin que ambos términos marquen un límtite respecto al otro. En esta tensión con la posibilidad  de una lectura referencial, Menassa no nos presta su mirada, sino que busca activar la nuestra. Podemos distraernos descubriendo el contorno de una mujer desnuda o la orografía de un paisaje específico, sin caer en la cuenta de que aquello que estamos viendo es sencillamente la construcción, a través de medios puramente plásticos, de un pensamiento.

La mirada de Menassa desborda los límites de las convenciones, como también la disposición de los cuadros en esta nueva muestra desborda la lógica del espacio expositivo moderno. El montaje que se ha diseñado para esta ocasión tiene que ver más con aquellas Wunderkammern o Cámaras de maravillas que, antes de la definición del concepto de museo a finales del siglo XVIII, presentaban estancias saturadas de objetos raros y dignos de admiración por su exotismo. Como ocurría en aquellos ámbitos, en esta exposición no es posible ningún tipo de lectura dogmática ni lineal, lo que obliga al espectador a adoptar sus propias directrices, a definir una experiencia autónoma a la hora de enfrentarse con las obras. Universo de preguntas constantes, la pintura de Menassa nos envuelve y nos interroga.

 

Carlos Delgado

 

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